Un
amplísimo debate se ha generado a partir de la presentación del proyecto
realizado por el senador Aníbal Fernández, el cual busca ampliar la posibilidad
de voto a los jóvenes de entre 16 a 18 años.
Partiendo
de la base de que el oficialismo no tendrá inconvenientes a la hora de
conseguir la mayoría especial necesaria para aprobar el proyecto en ninguna de
las dos cámaras, el debate que más llama la atención planteado desde los medios
de comunicación y gran parte de las redes sociales, es si los jóvenes están o
no capacitados para votar.
Que
desde ya alguien pueda interpretar la medida como oportunista por parte del
gobierno teniendo en cuenta las próximas elecciones legislativas es totalmente
válido, pero a raíz de esto, quedarse solamente con esta mirada plantea el
subestimar a los jóvenes y su capacidad de decisión y reflexión.
Pensar
que toda la franja electoral que se podría crear va a ser afín al kirchnerismo
es menospreciar la capacidad crítica de los pibes, planteándolos como un grupo
de mentes totalmente maleables ante el relato oficialista. Esta acción
hipodérmica del kirchnerismo es imposible dentro del ambiente de pluralidad de
recursos comunicacionales en que se encuentran los jóvenes hoy en día.
Estamos
viviendo la esperada resurrección de la participación política de una
generación que fue vaciada de actitudes críticas durante los ’90. La
implementación de esta medida sería un gran avance en este sentido. Sería un paso
más dentro de un proceso con mirada al futuro que no se terminaría solo con la aprobación
del proyecto, sino que sería un pie para comenzar un camino donde se empiece a
crear una conciencia política desde todos los ámbitos donde los pibes
interactúan y así propiciar la participación de éstos en cada esfera donde se
desarrollen.
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